Llegas a casa después del trabajo, haces tareas, recados, etc y finalmente, te toca preparar la cena. Y desde luego ENTUSIASMO e ILUSIÓN no son las emociones que te envuelven en ese momento y terminas diciendo: «Para CENAR…lo primero que PILLE«.
Entonces, te enfrentas a tu nevera [ese electrodoméstico con una altura entorno a 2m y que según tu elección en el super o en tiendas de toda la vida (en el mejor de los casos) puedes preparar opciones muy buenas o armas de destrucción masiva], volviendo a recuperar la vista por el fogonazo de luz que te dio al abrir la puerta mientras piensas: ¿Vamos a ver esta noche qué ceno?
Y ahora llega la PEREZA: «¿Uf, paso de cocinar?«; «¿Me voy a hacer una pizza que está rico y se hace rápido?«; «¿Ahora me voy a poner a cortar lechuga?«; o «Voy a coger pan y un poquito de jamón y listo«.
Luego, tiramos del «ME LO MEREZCO«: «Hoy voy a cenar una tostada con chacina (embutido para los/las no-andaluces/as) porque me lo merezco«; «Hoy voy a tomar de postre un flan con nata montada porque he tenido un difícil en el trabajo y me lo merezco«; o «Hoy voy a tomarme un par de copas de vino porque he tenido que aguantar 2 horas de atasco y me lo merezco«.
Y para terminar, sólo te queda UN PENSAMIENTO: «Quiero algo rápido porque no voy a marearme la cabeza».
Así que sólo te queda elegir. Parece fácil, pero el cansancio de todo el día, el atractivo de sabores muy potentes y la necesidad de «me comería cualquier cosa que me pusiesen por delante» hacen que no siempre tomes la mejor decisión. Sin embargo, quiero que veas que una CENA puede ser SALUDABLE, ATRACTIVA y APETECIBLE en 3 pasos:
1. ¡PLANIFICA!
Que tu nevera sea tu gran almacén de ALIMENTOS y no de PRODUCTOS ALIMENTARIOS, hará más fácil que tu alimentación sea de mayor calidad.
Y aunque no te falten alimentos frescos, no deberías prescindir de «alimentos semielaborados» (están cortados o cocidos y poco más), es decir, verduras congeladas; pimientos asados de tarrinas o botes; legumbres de bote; bolsas de lechuga cortada; latas de maíz; latas de pescados como atún, caballa o bonito; bolsas de frutos secos pelados crudos, etc.
2. ¡DÉJATE LLEVAR POR EL ATRACTIVO DE LOS ALIMENTOS!
Deja a un lado la idea que te lleva a pensar que las verduras son aburridas o no saben a nada porque con las verduras ocurre como con los libros, si te aburres leyendo es que no has elegido el adecuado para ti. Así que si no te gusta un tipo de lechuga, prueba con toda su variedad y así con el resto de verduras y hortalizas hasta que encuentres cuáles te gustan más y cómo te gusta más preparadlas.
3. ¡DISFRUTA DE SU SABOR!
Cuando veas tus platos con una variedad de colores tal como un arcoíris, sólo te queda disfrutar de su sabor, textura y aroma y ese recuerdo te ayudará cada noche a elegir tu mejor opción.
Por tanto, si quieres mejorar tu salud, da un paso al frente y elige qué camino quieres tomar, porque las excusas y el premiarse con comida ya son parte de tu pasado 😉
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