Estamos en Cuaresma y a 2 semanas de celebrar Semana Santa, ese periodo de sentimiento, pasión y devoción que desata tu «yo reflexivo» y tu «lado más humano» (¿Se ha notado que me gusta la Semana Santa no? jajajaja, pues así lo vivo cada año). Muchas familias ya tienen preparado el pan para las TORRIJAS y otros ingredientes para la elaboración de los dulces típicos.
Cada año cuando nos vamos acercando a Semana Santa siempre escucho a alguien decir: «¡Ahora vienen las TORRIJAS! «con una felicidad que expresa abiertamente mientras sonríe y se relame pensando en la el pan mojado en vino y leche, frito y cubierto de miel. La verdad es que al terminar de escribir la frase, se me ha hecho la boca agua, jajajaja
Lo que más me gusta de las TORRIJAS es que me recuerda a mi infancia cuando nos juntábamos en la cocina de mi casa los Miércoles Santo ha hacerlas. No era una cocina gigante pero entrábamos todos: mi madre, mi abuela, mi tía, mis primos, mi hermana y yo. Cada uno tenía una función y al terminar las empaquetábamos y cada uno se llevaba su tupper su casa. Recuerdo que cuando iba acercándose la época, mis primos, mi hermana y yo, comentábamos anécdotas de dicho día y lo divertido que sería repetirlo otra vez. No puedo dejar de sonreír al recordar muchos momentos de los Miércoles Santo con mi familia porque esos episodios son los que dan sentido a la vida y hacen que seas feliz.
Lo que os acabo de contar no es más que otro ejemplo del binomio alimentación-emociones. La verdad es que las TORRIJAS no son mi postre preferido, pero sí que al vincularlas a emociones positivas me atraen más que otro alimento que para mí no esté vinculado a ninguna emoción.
Aunque las TORRIJAS sean un postre que está muy bueno, que asociemos a emociones positivas, que sea el dulce más consumido y ofrecido en todas partes (bares, cafeterías, panaderías y casas de amigo/as y familiares) debemos tener en cuenta algunos aspectos:
Estos serían algunos consejos para manejarnos mejor frente a los alimentos y las emociones que los rodean. Ahora, sólo nos queda DISFRUTAR de la Semana Santa en todos sus aspectos, pero SIEMPRE con moderación pues la liberad SIN LÍMITES, NO EXISTE.
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