Lo que tu hijo/a bebe NO es FRUTA


La «gran tortura» de los padres y las madres es conseguir que su hijo/a lleve una alimentación saludable. Pero, esto no es tan fácil como darle al niño/a un alimento y que este/a se lo tome sin más. Esta labor es un ejercicio de fondo donde la paciencia, la constancia y la creatividad son los nutrientes esenciales para lograr una alimentación sana, variada y equilibrada.

Ellos/as, además de ser padres y madres, llevan una vida acelerada y repleta de tareas lo que les conduce en la mayoría de los casos a «ser prácticos«. ¿Y qué se entiende por el término «ser prácticos»? Pues, simplemente, conseguir que se tome un alimento saludable, que se pueda preparar en muy poco tiempo y que le guste al niño/a.

Sin embargo, ¿sabemos que le aporta a nuestros/as niños/as este tipo de productos? y sobre todo, ¿sabemos de qué les estamos privando con este tipo de alimentación?

A continuación, veamos las diferencias entre tomar Fruta entera (real 100%) y bolsitas de frutas (preparados comerciales con frutas)

La fruta entera nos aporta: agua (85-95%), fibra (presente en la piel en la mayoría de los casos), aporte moderado de calorías y azúcares, cantidades considerables de vitaminas como la C , entre otras y minerales.

Las bolsitas de frutas nos aportan: fruta triturada (la trituran sin piel, por lo que no hay fibra) o zumos de frutas (no hay fibra), azúcares (presentes en la fruta y a veces añadidos) y añadidos de vitaminas (en algunas ocasiones).

Pero, esto no termina aquí, pues dejando a un lado la comparativa nutricional cabe destacar otros aspectos:

Cuando un niño/a toma FRUTA sólo triturada junto con otras sustancias por el hecho de que sea rápido de preparar, le guste y  como se suele decir «por lo menos está tomando FRUTA«, éste/a se está perdiendo apreciar el sabor de la fruta, la textura, la forma, el color y simplemente está tragando algo que sabe bien. De hecho, para ellos/as la FRUTA sólo es una pasta dulce que tragar muy rápido para terminar y seguir haciendo otra cosa más importante. ¡Fíjate bien!: «seguir haciendo otra cosa más importante«.  Pero, ¿Qué puede haber más importante que alimentarse bien?

Es una pena que a día de hoy un/a niño/a no sepa reconocer el sonido al morder una manzana; las risas cuando comes una naranja y salpicas al de enfrente; la cara que se te queda al morder un limón; la sensación al masticar la pepita de una uva; la textura suave de un plátano o cómo te traes la piel al morder una ciruela madura.

Sin embargo, estas sensaciones no son las únicas, además el hecho de que los padres, las madres y sus hijos/as preparen la FRUTA y la tomen juntos afianza muchísimo la relación y hace que los/as más pequeños/as de la casa relacionen ese tipo de alimentos con momentos positivos de su vida y les sea mucho más fácil mantenerlos en ella e incorporarlos en la alimentación de las personas que les rodean.

Por ello, es esencial pararse a pensar qué estilo de vida llevamos, que como dirían los antiguos es «Pan para hoy y hambre para mañana», y de qué estamos privando a nuestros niños/as. Y una vez lo tengas claro, no sólo conseguirás reorganizar la alimentación de tu hijo/a sino también su ambiente. Así que cuando veas a tu hijo/a tomando una bolsita de frutas ten presente que «Lo que tu hijo/a bebe NO es Fruta«.

 

 

 

 



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